Candidatura de Yasna Provoste: la operación pinza
La abanderada, del ala izquierda de la DC, necesita conquistar un centro político que disputa tanto Sichel como Boric, del que le resulta complejo diferenciarse. Ayer presentó a su consejo ciudadano –ayllu– sin figuras políticas ligadas a los 30 años, pero con una carta fundamental en la sala de máquinas: Macarena Lobos, ligada a Cieplan.
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Rocío Montes
La senadora Yasna Provoste pertenece al ala de la izquierda de la DC y con los años se ha generado una cierta imagen política a partir de esta identidad a la que parece tener el deber de responder. Su candidatura presidencial, sin embargo, no tiene ningún espacio para crecer hacia la izquierda, donde Gabriel Boric lo cubre prácticamente todo. Es decir, Provoste debe disputar el centro de la centroizquierda de la mano de una izquierda democrática y moderada –donde podría encontrar una votación natural– o simplemente quedará aplastada por la derecha por Sebastián Sichel y el candidato del Frente Amplio. Estas son las claves de la “operación pinza” –por lo delicada y precisa– en que está embarcada la candidata DC.
La dificultad de diferenciarse a Boric
Tanto Provoste como la candidata del PS, Paula Narváez, han mostrado tener serias dificultades para mostrar diferencias gruesas y de fondo con Boric. En la oposición se advierte un entusiasmo con el diputado que representa un mundo nuevo –un fenómeno entre atractivo y emotivo, como analizan en el sector–, aunque de llegar a La Moneda tendrá que gobernar con sectores que se encuentran a su izquierda, como el propio PC.
La abanderada socialista mostró su simpatía política en la comentada escena de la sopaipilla en Hualpén, a comienzos de julio. Sería simplemente una anécdota si no se advirtiera que el Frente Amplio fue empujado a comienzos de los 2010 desde la fundación Dialoga de la expresidenta Michelle Bachelet, el mundo de donde proviene Narváez. Su fuerza no incomoda y en la interna socialista el candidato Boric genera una especie de identidad: no existe ni un sector del PS que haya manifestado preocupaciones o distancias profundas con el militante de Convergencia Social.
Algo similar ha ocurrido en la primera semana de candidatura formal de Provoste. Si bien ha apelado a “las transformaciones profundas mediante el diálogo y sin violencia” y ha señalado que no “reniega” de lo realizado en los últimos 30 años –en referencia al legado de la Concertación–, al menos hasta el momento no parecen evidentes sus diferencias con el candidato de Apruebo Dignidad, que obtuvo 1.058.389 votos.
En una campaña presidencial donde la Unidad Constituyente corre con desventaja –de partida, porque no hizo primarias–, parece fundamental que estas candidaturas marquen diferencias con la carta fuerte de la izquierda, de querer competir en serio. Las simpatías y la amistad cívica no parecen adecuadas cuando está en disputa La Moneda.
Los errores
Cuando la Concertación se rompió y la izquierda del bloque se fue a la izquierda, la DC quedó huérfana y fracturada, con gente que se fue del partido (Soledad Alvear, Gutenberg Martínez, Mariana Aylwin, etc.) y otra que se quedó, pero donde quedó predominando un ethos de izquierda (algo nada nuevo, porque en el partido recuerdan que desde Radomiro Tomic en adelante, siempre en la DC ha existido la tentación de disputarle el voto de izquierda a la izquierda).
Provoste forma parte de este ethos de izquierda en la DC, por lo que le resulta complejo –luego de su historia y sus gestos– virar drásticamente, porque no está en su matriz política.
En la DC le reprochan:
1. Esta semana, la presidenta del Senado no solo hizo una valoración política del camino de la exministra Mariana Aylwin –“está en la derecha”, dijo sobre una de las principales impulsoras de la candidatura de Sichel–, sino que la acusó: “Ella pareciera que no le ve problemas a lucrar con recursos del Estado”. Al margen del distanciamiento de Aylwin de la DC, en el partido se resintieron las palabras de Provoste, porque tanto la familia Aylwin como la Frei son parte del ADN de la colectividad.
2. En materia legislativa, consideran que no ha ayudado a su posicionamiento en el centro de la oposición su postura con respecto a la nacionalización de los fondos previsionales, el proyecto que permite las listas de independientes para postular al Congreso –empujado por el PC y el Frente Amplio– y los indultos para los presos de las revueltas sociales. En la DC piensan que serán asuntos que le pesarán en toda la campaña.
La apuesta
Aunque su ADN está en la izquierda de la DC, lo que se ha manifestado en sus errores, ha dado señales que apuntan a la necesidad de acercarse a los mundos moderados.
Ayer dio a conocer su consejo ciudadano –ayllu– sin la aparición de políticos ligados a la Concertación, al menos en esta línea (se ha resentido las críticas a la presencia de dirigentes históricos como Jorge Pizarro y Aldo Cornejo). La idea fue agrupar a gente del mundo académico y de la sociedad civil para que entreguen insumos para una propuesta de programa en cada área (desarrollo económico, sociedad y buen vivir, medio ambiente, salud, relaciones internacionales, etcétera). Se trata de una apuesta que apela a la transversalidad, lo que quedó en evidencia al incorporar a diversas figuras del PPD y de la campaña de Heraldo Muñoz, que se bajó en favor de Narváez, para molestia de parte de su partido. Una de las figuras que Provoste presentó fue Lautaro Loncon, hermano de la presidenta de la convención, Elisa Loncon, secretario indígena del PPD. Junto con militantes –el miércoles se reunió con un centenar–, tanto en la Cámara como en el Senado la candidata de la DC tiene a parlamentarios PPD arropándola, como los senadores Jaime Quintana y Loreto Carvajal y la diputada Andrea Parra.
El factor Macarena Lobos.
En esta línea, la incorporación de Macarena Lobos resulta muy relevante: coordinará el programa junto a Marcelo Mena, especialista en temas de medioambiente. La abogada de la Universidad de Chile se desempeña como docente de la Escuela de Negocios UC, donde hace clases Rodrigo Valdés, uno de sus grandes cercanos, según informan en la DC. Fue subsecretaria de Hacienda en el segundo gobierno de Bachelet con Nicolás Eyzaguirre de titular de la cartera y representa nítidamente al mundo de la centroizquierda independiente, pero con muchas redes en la DC, PS y PPD. Pertenece al círculo de Cieplan: entre 2010 y 2014 se desempeñó como secretaria ejecutiva del programa de Asesoría Legislativa, con figuras como Alejandro Foxley y José Pablo Arellano. Antes, entre 2006 y marzo de 2010, ejerció como asesora jurídica en la Dirección de Presupuestos del Ministerio de Hacienda, con Andrés Velasco de ministro. Su incorporación al equipo de Provoste en una posición de protagonismo –será el cerebro de la sala de máquina del programa– representa un importante guiño a los sectores centristas de la oposición.